Música

La dedicación profesional a la música y a un instrumento requiere un esfuerzo y una disciplina constantes.

Una de sus características consiste en ser una práctica que comienza en la infancia, se extiende durante toda la vida e influye en todos los aspectos de esta, de modo que se crea casi una relación simbiótica con el instrumento.

Tanto es así, que este deviene una parte del propio cuerpo. De hecho, esto es lo que se dice a los alumnos nuevos durante las primeras lecciones respecto a la colocación:

«el instrumento se tiene que adaptar a ti, tiene que formar parte de ti, tiene que ser una extensión de tu cuerpo».

Pero sin embargo, no es tan frecuente escuchar esta misma frase al revés: 

«tu cuerpo es parte del instrumento, tienes que cuidar tu cuerpo igual que tu instrumento». 

De este modo, tomaríamos conciencia, desde los comienzos, de cómo es la actividad que realizamos, cuáles son sus características particulares, cuáles los riesgos que puede ocasionar su prevención y cuáles son las posibles soluciones.

La características principal del músico es la combinación e integración, a un alto nivel, de habilidades motoras y psicológicas:

• – Las habilidades motoras hacen alusión a todas las acciones físicas que están involucradas en el acto de tocar un instrumento, en ellas se engloban la posición y todos los recursos técnicos. La posición, uno de los conceptos básicos en la formación de un instrumentista, necesita de una tonificación y resistencia musculares que eviten tensiones prolongadas e inconscientes al mantener una misma posición durante amplios periodos de tiempo. La técnica la forman un conjunto de acciones precisas, rápidas, controladas, y repetitivas concentradas en la actividad muscular de hombro, brazo, antebrazo y mano. Para la adquisición de dicha técnica son necesarias muchas horas de trabajo en las que una misma acción se repite de forma constante, la cual a su vez es una tarea motora compleja a nivel muscular.

• Las habilidades psicológicas las forman la creatividad artística, la interpretación musical individual y, en conjunto, la expresión de las emociones, el uso de la memoria, la concentración, el control del estrés y la ansiedad, laconciencia corporal, y la metacognición, entre otras. De todas ellas, las más tratadas en estudios y publicaciones en el ámbito de la musicoterapia y a la vez las más difundidas entre los músicos por su relación con las lesiones han sido el control del estrés y la conciencia corporal. Para ello, se han utilizado diversos métodos de reeducación corporal para prevenir lesiones y técnicas de relajación extrapolables a la práctica instrumental como la visualización, el yoga, la técnica Alexander, el método Feldenkrais, etc.

Las causas de las lesiones se pueden agrupar en tres tipos:

El 75% de los músicos profesionales acaban lesionándose en su vida activa, y un tercio de los lesionados detienen su carrera.

Además, el origen de los problemas pueden venir asociados al diseño del instrumento porque no es ergonómico y acaban por adoptar malas posturas que generan lesiones.

Los problemas más frecuentes son:

A los músicos, por lo general, les falta información sobre su cuerpo y formación sobre cómo prevenir lesiones. Ni siquiera en los conservatorios de música hay ninguna asignatura de conciencia corporal. Por eso existe poco conocimiento de la necesidad de trabajo físico que requiere su actividad. No suelen realizar los principios básicos de los entrenamientos como calentamiento, estiramientos y recuperación del esfuerzo.