FISIOTERAPIA PARA EMBARAZADAS 2020-01-16T12:41:07+01:00

Embarazadas

Ser madre es uno de los momentos más especiales de la vida de una mujer. Son nueve meses en los que se producen numerosos

cambios en nuestro cuerpo: hormonales, emocionales, cambios físicos, molestias, inseguridades y miedos… pero sobretodo, son nueve meses de ilusión irrepetibles. En la medida en que tengamos más información y cuanto más se trabaje sobre ambos aspectos, más preparadas estaremos para el momento del parto. Esto se traduce en el disfrute en plenitud de todo el proceso del embarazo y sobre todo del parto.
Gracias a la fisioterapia tener un embarazo saludable en el que la madre disfrute de su estado, cuide su cuerpo y lo fortalezca para tener un buen parto es posible.

Refuerzo de Suelo Pélvico

El suelo pélvico es un conjunto de músculos y ligamentos que sostienen los órganos de la pelvis, cierran los esfínteres y ayudan a la estabilidad de las articulaciones pélvicas. Se localiza en la parte inferior de la pelvis, cerrando el compartimiento abdominal.

Durante el embarazo, por el aumento de peso de la futura mamá, y la dilatación que sufre el periné para permitir la salida del bebé, se debilita la musculatura de la zona, lo que puede ocasionar problemas como incontinencia urinaria, prolapso (caída del útero y la vejiga) o disfunciones sexuales. Es importante que la futura mamá conozca estos músculos y que los entrene antes, durante y después del embarazo.

Por eso es conveniente acudir a un fisioterapeuta con el objetivo de que te explique cómo realizar ejercicios de conciencia corporal p

ara notar esta musculatura y así poder trabajarla y tonificarla. Una vez aprendida la contracción del suelo pélvico, por ejemplo mediante los conocidos ejercicios de Kegel, se puede programar series de contracciones mantenidas durante unos segundos que podremos realizar en nuestra propia casa.

Postparto

Sin embargo, en algunas ocasiones pueden surgir situaciones inesperadas. Es posible que el parto no sea finalmente como lo habíamos previsto, o que los médicos tengan que recurrir a la cesárea. En estos casos, el haber llevado a cabo la preparación nos puede ayudar a minimizar las secuelas de un parto más traumático y acelerar nuestra recuperación.

Por esta razón, además, se recomienda que después de dar a luz la madre se haga una valoración postparto para poder analizar cómo han quedado todos los tejidos después del parto. Esto es especialmente necesario en mujeres multíparas (mujeres con más de un parto) ya que a medida que se tienen más hijos el suelo pélvico se va debilitando cada vez más, incluso aunque los partos hayan sido por cesárea.

El suelo pélvico no sólo se debilita por la salida del bebe a través del canal del parto sino también por los nueve meses de gestación en los que ese suelo pélvico, que actúa como una hamaca de todas las vísceras pélvicas, está sometido al aumento de peso del bebe.

Con la fisioterapia postparto se recupera la función muscular de la pared abdominal sin lesionar el suelo pélvico, se recupera la función de los músculos del suelo pélvico y si hay cicatrices, como la de la episiotomía o la de la cesárea, se trata

n, evitando que creen adherencias y acelerando el proceso normal de recuperación.

postpartoPreparto

La función del fisioterapeuta es la de recuperar o entrenar el sistema músculo-esquelético. En el caso del embarazo, serán objetivos del fisioterapeuta: trabajar la musculatura abdominal para poder minimizar su distensión, trabajar la musculatura del suelo pélvico, y, en definitiva, el entrenamiento físico para el parto.

Una mujer embarazada sufre una serie de cambios físicos, orgánicos y mentales. Durante nueve meses la futura madre pasará por momentos de alegría, de miedo, de dudas y por un afán de búsqueda de información. Durante esta época es importante que reciba un curso de preparación al parto, con el fin de obtener la información teórico-práctica necesaria para mejorar el estado físico, prevenir las molestias asociadas al embarazo, romper el círculo de «miedo-tensión-dolor» y prepararse para el parto.

Una mujer entrenada es más activa y parti

cipativa en el parto y por regla general, reduce el esfuerzo y tiempo de parto, además de agilizar su recuperación física.

Molestias físicas frecuentes en la embarazada

Dolor de espalda: aparece por el aumento de la tensión muscular y en los tejidos por el incremento de volumen mamario. El más frecuente es el dolor lumbar. El aumento de la lordosis lumbar puede someter a un exceso de presión a las pequeñas articulaciones que se sitúan entre las vértebras. Los músculos de la parte posterior del tronco tienen que trabajar mucho más para mantener equilibrada la postura, por lo que es frecuente la aparición de dolor lumbar.

Sacroileítis y dolor en el pubis: o lo que es lo mismo, dolor debido a la inflamación de las articulaciones del sacro con la p

elvis en la parte baja de la espalda y dolor en la articulación entre las dos ramas púbicas. Durante el embarazo aumenta de la secreción de una hormona llamada relaxina, que ablanda los tejidos que rodean las articu¬laciones facilitando su movimiento para acomodar el creciente tamaño del feto en la pelvis. Como consecuencia, es frecuente la aparición de inestabilidad y por lo tanto estrés y dolor en estas regiones.

Ciática: por compresión de las raíces nerviosas a su salida entre las vértebras lumbares, que se encuentran más juntas por el aumento de la curvatura lumbar o por la contractura de los músculos de la región glútea, a los que atraviesa el nervio ciático.

Hinchazón en piernas y pies: la compresión creciente que ejerce el feto en la vena cava, situada en la pelvis, sumada a la relajación del tejido muscular que forma las
paredes de las venas de la que es responsable otra hormona del embarazo llamada progesterona, hacen que el retorno de la sangre venosa al corazón sea más lento, acumulándose los líquidos que ésta transporta en las  piernas y los pies. El drenaje linfático manual ayuda mucho a las embarazadas con este problema.

Calambres musculares en las pantorrillas: son contracciones muy dolorosas e involuntarias de los músculos gemelos, y que se dan principalmente durante la noche. Se suelen atribuir al déficit de calcio, magnesio y algunas vitaminas, algo propio del embarazo, así como a la fatiga de esta musculatura por los cambios posturales y el aumento de peso de la mujer.

Incontinencia urinaria: es principalmente de esfuerzo, se produce al toser, al estornudar o al hacer ejercicio y suele aparecer e

n el tercer trimestre de embarazo. Es habitual por el peso del útero sobre la vejiga y sobre el suelo pélvico, por la relajación de esta musculatura inducida por la progesterona o por un suelo pélvico previamente débil.